viernes, 7 de octubre de 2011

Ghost in the Shell: Primera parte, o cuando los robots sueñan con ovejas electrónicas.


En el mundo de la narrativa audiovisual el microcosmos de la animación está fuertemente viciado de un enorme número de historias arquetípicas entre las que más podemos destacar la narrativa en forma de fábula, la epopeya fantástica, la ciencia ficción e inclusive las adaptaciones libres de obras literarias. Si bien la gran mayoría de historias tienen como meta entretener, evocar sentimientos y sensaciones pasadas y dar una pequeña lección sobre la vida son pocas las obras que nos llevan a pensar y a cuestionar la misma existencia humana. En el lejano año de 1995 el director Mamoru Oshii llevo a cabo la tarea de adaptar parte de la trama del manga creado por el autor Masamune Shirow. Si bien la trama de la idea original era bastante intrincada, los personajes realizaban un cierto 'comic-relief', ya que el autor sabe que al hacer agradables sus personajes es la mejor herramienta para mantener al lector prosiguiendo en una obra donde los pies de página y notas son recurrentes. Mamoru Oshii se decidió por dejar de lado este tipo de recurso y le pidió a Shirow licencia para poder trabajar libremente en una adaptación más realista de la obra en cuestión.



Nuestro personaje principal es la Mayor Motoko Kusanagi, líder de campo de la sección 9 de la Paz Pública, un grupo elite de inteligencia policial que está bajo el mando del viejo Daisuke Aramaki, el cual funge el papel de estratega mayor y es el pivote central de las interrelaciones sociopolíticas del grupo. Ambientada en el futuro cercano del año 2029 el mundo en el que se desarrolla la historia es un mundo de maravillas tecnológicas donde la gente puede mejorar su cuerpo con implantes cibernéticos, siendo nuestra protagonista el ejemplo más extremo de mejora cibernética, pues la totalidad de su cuerpo es una carcasa mecánica en la cual solo algunas de sus neuronas cerebrales se encuentran implantadas, volviéndola en un 99% una humana artificial.

 La conexión a la gran red de información virtual también puede ser accesada de forma más directa gracias a implantes de cibercerebros, un tipo de conexión neural que directamente liga al usuario con la red. El creciente tráfico de información ha generado un nuevo tipo de crímenes y dan paso a un ciber-terrorismo donde las mentes de la gente puede ser hackeada y sus recuerdos modificados, creando un mercado negro informático y una red de intrigas políticas a nivel mundial del cual nuestro grupo tiene que estar pendiente.







La trama se desarrolla alrededor de un proyecto de Inteligencia Artificial nombrado proyecto 2501. Lo poco que se conoce del proyecto es que uno de los creadores esta tratando de salir de la jurisdicción sociopolítica en la cual se encuentra, pues aparentemente el proyecto ha resultado defectuoso y ha realizado algunos parámetros anómalos en círculos diplomáticos y empresariales, poniendo en peligro su vida. Poco a poco podemos ir descubriendo que casos de ciber-terrorismo de hackeo cerebral están relacionados con el proyecto. El equipo de la sección 9 ira descubriendo que dicha inteligencia artificial se ha vuelto contra sus creadores y que su 'diseminación' por la red se ha convertido en un intento por buscar su propia independencia como individuo y conseguir asilo político como tal. Desde este punto la caza del proyecto 2501 se vuelve una prioridad para la sección 9 pero sobre todo para Motoko Kusanagi, pues sus dudas existenciales le carcomen sobremanera y observa la estructura del proyecto 2501 como una forma de vida similar a ella.




Es de notar que este trabajo fue una gran influencia para la película de Matrix en esos lejanos años, pero en donde Ghost in the Shell brilla extraordinariamente es en el mismo planteamiento existencial, pues la estructura de dichos cuestionamientos son completamente inversos a los planteados por Matrix, ya que en esta se desarrolla más en relación a lo percibido de forma externa, aquello que nos rodea que tan real es para nosotros, mientras que en Ghost in the Shell es voceado internamente por nuestra protagonista dada su muy particular forma de vida y lo complejo de su condición casi artificial, muy parecido a los cuestionamientos que hace el filme de Blade Runner con sus replicantes. La ambientación esta muy bien lograda y para su tiempo mostró un futuro muy plausible en relación a cómo afectarían los avances tecnológicos a los individuos, la sociedad y todo su entorno.



En el año 2008 este filme fue remasterizado y ciertas escenas recibieron un retoque digital con escenas 3D que respetan muy bien el trabajo original y una banda sonora recreada junto con diálogos, aunque a algunos puristas podría causarles cierto disgustillo si son muy melindrosos. Pero lo importante del filme, el magistral ritmo narrativo es respetado en su totalidad. Personalmente este es uno de mis filmes favoritos de todos los tiempos y aún después de 13 años de verlo por primera vez sigue siendo un trabajo con una alta calidad y superando todavía a buena parte de la media actual de trabajos animados.



Para finalizar recomiendo también ampliamente las subsecuentes series y películas que nos permiten ver mucho más de la sección 9 y sus integrantes, así como un increíble desarrollo de sus personajes, de los cuales hablaré en algún post futuro, pero mientras tanto los dejo con la introducción del filme original, que lo disfruten y hasta la próxima.




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